¡Qué olor a Videla!

Estoy indignado. La mierda abunda por todos los rincones de nuestras calles, ciudades, provincias y lo que le resta. Desgraciadamente vivimos en un sistema represivo, que reprime y margina constantemente, más y más, a más no poder, a toda la sociedad, y más que nada, a toda la juventud.

Hoy viví una experiencia que no se la recomiendo a nadie. El día de hoy experimenté lo que es estar privado de tu libertad. Durante esta tarde, conocí lo que es la humillación absoluta de permanecer en un cubículo lleno de meada podrida y olor a mierda, de un tamaño de 2×4 metros, con un foco de luz pegado con cinta aislante, y una puerta de hierro oxidada, con una ventana enrejada. El día de hoy, estuve en cana por una suposición  judicial de ESTAFA A UN KIOSQUITO.

Sí, es una pelotudez. Estuve dos horas. Pero para mi, perder tu libertad física durante dos horas es demasiado. La crueldad y el pensamiento psicótico de los Policías de la asquerosa y siniestra seccional Nº9 (Que la tengo a una cuadra y pasitos de mi casa), es algo peor que te golpeen 160 veces en la jeta.

Me pararon en un Kiosquito, a una cuadra de mi casa, porque quise cambiar un billete de cien pesos que un amigo había cobrado en su laburo. Es la clásica. No podes ser tan pelotudo como para andar con $100 si sabes que podes cambiarlos y tenerlos mejor acomodados.

La cuestión es que el billete estaba medio roto y arrugado, y a los ojos del FACHO del KIOSQUERO BOBO, eran FALSOS.

Para mi desafortunada suerte, un policía (Luego hablo del señorito) se encontraba detrás mío en la escena del supuesto crímen. El buen vendedor soltó una carcajada hija de puta delante de mi cara, miró al señor Autorité y le dijo: «Aca lo tené’ «.

Inmediatamente la autoridad (?) me agarró del brazo, y me llevó hasta la comisaría. Cabe aclarar que gracias a no sé qué me encontraba acompañado de dos amigos, los cuales pudieron escuchar y formar parte de las acotaciones del cana, que me amenazó de muerte diciéndome que «Si llegaba a correr, me iba a llenar de PLOMO». Al decirme eso, mi respuesta fue algo irónica: «Sé muy bien que me vas a llenar de plomo, así es la injusticia, por algo no corro. Se llama ‘Sentido común’.»

Con un aire prepotente me hizo entrar a la comisaría. Afortunadamente uno de los chicos fue rápidamente a avisarle a mi vieja sobre lo que estaba ocurriendo, mientras que el otro se quedó conmigo.

Me desvistieron. Hasta me sacaron los calzoncillos, y cabe aclarar que me dio algo de vergüenza. Me mantuvieron en pelotas por 10 minutos, cuando obviamente pudieron haberme dicho que me vistiera mucho tiempo antes. Creo que eso también forma parte del psicopateo policial y del disfrute que el cana promedio tiene al ver a un adolescente en un momento denigrante, vergonzoso y triste.

Al rato vino una cana hija de mil putas, escoria asquerosa y vil, cara de RATA, a hacerme un par de preguntas. Ya saben, para dar la cara ante la supuesta LEY. Es importante aclarar que mientras yo le hablaba seriamente y con la verdad, ella disfrutaba del momento y se reía ordinariamente.

Bueno, creía que el mal momento había terminado, hasta que me metieron en la celda. A los 15 minutos entró mi compañero y estuvimos ahí durante las siguientes dos horas.

Creo que estoy escribiendo esto a esta hora, es decir, que estoy tranquilo en mi pieza, porque afortunadamente tengo una vieja que estudió en la facultad de Humanidades y un tío HIPER grosso, los cuales, durante la batalla campal en la sala de espera de la Comisaría, invocaron incontables veces la hermosa palabra «DERECHOS HUMANOS». Los adoro.

En fin, ahora estoy bien. Pude salir de esa mierda. Pero les aseguro que sentí en carne y hueso lo que es estar privado de la libertad. Obviamente la libertad física, porque nunca van a poder privarme de la libertad de pensar las cosas que pienso. Siempre, sea cual sea la circunstancia, voy a ser un hombre LIBRE, porque estoy consciente de muchas cosas que un horroroso cana nunca va a poder comprender.

Ah, y quería hablar sobre el buen hombre que me mandó a la comisaría. Durante la discusión, mi vieja le dijo algo como esto: «A ustedes ya se les terminó la fiesta del proceso, no quieran revivir viejas épocas», a lo que el cana contestó: «No me hable de eso, que yo también lo viví. A mi me mataron a mi padre.» Mi vieja, automáticamente contestó: «¿Quiénes?¿Los Militares o los Montoneros y del ERP?». «No quiero hablar de eso», contestó el milico. Deduzcan ustedes quién mató a su Papi.

VIEJO FACHO HIJO DE RE MIL PUTAS, Y LA RE CALCADÍSIMA PUTA QUE TE PARIÓ. ESCORIA!

Listo. Me descargué. Perdonen si no les agradó o si les pareció flojita la nota.

Saludos cordiales. (?)

PD: Prometido para mañana o pasado un análisis sobre la Dictadura del Proletariado, que estoy escribiéndo de a poquito.